Introducción
Hace unos
meses, esto fue en el verano, me vine llorando de una fiesta de tortas porque
fui criticada por un grupo de mujeres que se hacían las liberales pero no se bancaron
que yo llevara bien puesta una minifalda y botas altas. Parece que la feminidad
extrema la sitúa una en el lugar de mujer objeto. Mirá vos. Que soy una mujer
objeto por usar minifalda, eso me vengo a enterar yo de un día para el otro.
En fin. Así
como lloro frente a la ignorancia disfrazada de post-vanguardismo feminista librepensador
masculinizante laconchadetumadre, después me tranquilizo y se me revuelven las
neuronas (tengo neuronas hiperactivas que la viven poniendo). Este texto, como La marcha de
la bronca, nació de la bronca, fue escrito con bronca y destilará bronca
donde quiera que se lea. Está dedicado a las tortas chongas, no a las que se
masculinizan para ser más libres, sino a las que se masculinizan para seguir
repitiendo HASTA EL CANSANCIO el modelo de dominación patriarcal.
La Bronca
Así como se cuentan como infinitos los
libros de la biblioteca de Babel, también se cuenta como infinita la cantidad
de mujeres que esgrimen un discurso feminista políticamente correcto pero que
en cuanto bajas la guardia te la dan por detrás: ¿Qué significa “dar por
detrás”? Ninguna reivindicación del agujero del culo, ni del sadomasoquismo
vanguardista, “dar por detrás”, una práctica cuya asiduidad tiene implicancias
severas para las hemorroides, significa, ni más ni menos que: Quiero derribar
en nombre de la igualdad y la horizontalidad un poder externo para establecer
el mío propio; el gobierno de mi voz cantante; el gobierno de mi teoría; el
gobierno de mi falo; el gobierno de mi narcisismo herido; el gobierno de mi
Ego.
Y este texto te lo dedico a vos. A vos,
que reivindicas la libertad feminista al palo, mejor dicho, al mango, mejor
dicho, al mando, porque le tenés miedo, le tenés TERROR, a tu deseo de poder
enorme e irrefrenable. Esto es para vos, que elegiste tener a una mujer (y no a
un hombre) al lado porque las relaciones entre dos órganos sexuales idénticos
son horizontales y parejas, pero la tenés encadenada a la pata de tu cama por
miedo a que sea libre y salga volando. Es para vos, que en una cancha de voley
querés imponer tus propias reglas con los ojos inyectados de envidia, fanatismo
y locura border, solo porque hay otra en la cancha que tiene una infernal
y demoníaca habilidad para jugar mejor y (según el análisis de tu mente
perversa) dejarte parada como una pelotuda. Esto es para vos, que andas
declamando discursos antidiscriminatorios pero censuras a una colega solo
porque expresa, en algún nivel X de la vida, un falo un poquito más grueso y
más duro que el que vos tenés debajo de la bragueta. Es para vos, que miras con
desprecio a una mujer dulce, delicada y femenina solo porque… es dulce y
delicada y femenina y esas cualidades sirven (según tu esquemática cabeza)
solamente para parir, coser y planchar (cosas que a vos no te gustan nada nada
nada y bien dejarías en manos de máquinas programadas o putos histéricos).
Se entiende. La levedad del ser es
insoportable, la levedad del Yo es angustiante, la sensación de desaparecer
frente a un Estado Todopoderoso es aniquiladora, es cierto, nadie quiere ser
aplastado, ni vencido, ni humillado por su rival, pero ¿es entonces la única
salida humillar, despreciar y competir? O peor ¿Es la única salida “matar” al
rival dejándolo fuera de carrera? ¿Dónde quedó el orgullo griego de los mejores
guerreros cuya admiración mutua era más grande que las fronteras entre
banderas, ideologías y países? ¿Cómo es que en un encuentro de feministas unas
que se llaman a sí mismas compañeras y correligionarias se
convierten fácilmente en rivales prestas a despedazarse y arrojar la carne
sangrante a los leones? ¿Cómo es qué cualquier hombre, solo por portar el
artículo masculino, es el estigma de la comunidad lesbo-feminista? Me vengo
preguntando esto hace semanas (me quedo corta, hace años) viendo uno tras otro
despliegue de trastornos narcisistas de los más diversos colores y estilos,
recordando una y otra vez el comportamiento de las manadas regidas por los
machos alfa. ¿Dónde quedaron los papeles secundarios de las obras? ¿Nadie
quiere ser el boticario de Romeo y Julieta que provee la droga necesaria para
el desenlace y se retira dignamente? ¿Nadie quiere ser un alfil, todos tienen
alma de regentes? ¿Nadie ama el papel del mensajero, el divino Mercurio que
lleva y trae ideas, que monta creatividades pero es simplemente un canal,
aunque lógicamente imprescindible para la transformación del mundo? Cuándo nos
animaremos a construir algo, me imagino yo si me dan un poco de rienda suelta a
la imaginación, donde la energía fluya de aquí para allá mostrando las mejores
habilidades de cada una como si fueran dones de tod@s, al servicio de red, al
servicio de mejorar todos los días y seguir en la lucha de sacarnos de encima
tantos siglos de mordaza y baja autoestima. También al servicio del arte y del
buen humor, de la risa y del carnaval (de esto preguntenle mejor a los putos que a las tortas, que llevan años practicando el escenario irónico).
Yo conozco un par de mujeres que están
dotadas de una inteligencia descomunal y poderosa y que, tal vez por
posicionarse en un lugar más femenino, saben amar con las vísceras: el saber,
las ideas, los derechos humanos, el sentido de grupo, la comunidad, la
hermandad, el compañerismo. No son tantas, tampoco son los perfiles más altos,
pero están ahí y una tiene por suerte la gracia de poder escucharlas o de poder
leerlas de vez en cuando.
Finalmente. Esto es para vos, porque
quizá tu mismo espejo sea tu propia sombra. Quizá esa que no quisiste ser (esa
femme nenita de mamá o de papá con minifada) te coje por detrás sin previo
aviso. Quizá tu propia sombra te coje. La querés dominar y se te retoba y por
eso querés controlar a quien se te ponga enfrente, practicando el sadismo, el
discurso violento, la patada voladora y agresiva que uno no se espera o lo que
fuera para mostrar, en todas las circunstancias posibles, que vos “podes”.
Quédate tranquila, y no tengas miedo. Las
sombras no muerden y menos si las mirás de cerca. Si por uno de esos destinos
entreverados la vida te enfrenta con otra que es más machasa que vos en
algo, decite a vos misma torta chonga, tortona, dominatrix, lunfarda, pistera,
sado-activa, por esta me dejo, porque como todo el mundo sabe, lo que se lleva
el mar después lo trae, la vuelta al mundo te lleva arriba - abajo, y que un
día la ponés y otro día te la ponen, eso no hay que dudarlo.
Muy buen texto, comparto.
ResponderEliminarGRACIAS!
ResponderEliminar"como todo el mundo sabe, lo que se lleva el mar después lo trae", ¡así es!
ResponderEliminar¡Excelente texto!
Tania.
Hola, Clara, llegué por casualidad, pero me gustó tu blog, te sigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Muchas gracias Tania y Huberto!
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